miércoles, 4 de junio de 2014

edad del hielo

EN ROMÁN PALADINO

La Edad de Hielo

    HUBO un tiempo remoto en que la Tierra sufrió una glaciación y extensísimas zonas de sus mares y sus tierras se vieron sepultadas bajo el hielo, que lo cubría todo. La congelación afectó a mares, ríos, lagunas y la temperatura lógicamente enfrió todo el planeta.

    Éste es el símil que utiliza Diego López Garrido para acercarse al análisis de lo que él llama La Gran Crisis. La de ahora. Hubo otra gran crisis en el año 29 del siglo pasado y muchas de sus pautas se han vuelto a repetir. En aquella eran los banqueros y los grandes accionistas en bolsa los que se arrojaban desde los rascacielos de Nueva York y en ésta, por lo visto, los que tenemos que tirarnos por los balcones, por los bloques y las murallas somos todos los demás, porque el axioma desde el que se afrontó la presente crisis es que el sistema financiero era el soldado Ryan al que había que salvar. De otra manera lo ha ridiculizado Paul Krugman: "Salvar a los banqueros es salvar al mundo". Y así se hizo en Europa y en los Estados Unidos. Pero mientras en Europa la política de austeridad ha hecho subir el paro descaradamente, porque los países acreedores han impuesto sus duras condiciones a los países deudores -entre ellos España-, en Estados Unidos la Reserva Federal se ha volcado en buscar unas condiciones más aceptables socialmente para la población. En Europa, no. El Banco Central Europeo y los países acreedores han bloqueado la barra libre y la compra de bonos y el sufrimiento y los retrocesos sociales -paro, pobreza, desigualdad- y el auge del populismo y el radicalismo tienen ahí la mejor explicación.

    Se pregona la recuperación pero sigue, como en la Edad de Hielo, congelado todo el sistema sanguíneo de la economía, las vías de circulación del dinero. Si no pregunten a empresarios que quieren refinanciar su deuda, a emprendedores que quieren que se crea en su proyecto en forma de un crédito, a compradores de casas -que no sean propiedad de los `propios bancos- y un conocido largo etcétera. 

    El economista de moda en el mundo, el francés Thomas Piketty, autor de El Capital en el siglo XXI, ha puesto el dedo en la llaga hablando de la desigualdad radical que provoca el capitalismo y el peligro que ello supone para la democracia. Diego L. Garrido, en su libro, opina que el hielo que aún nos rodea no tiene que ser eterno, como ha demostrado la historia y corrobora el actual cambio climático… y político

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